Haití se encuentra inmerso en una nueva espiral de violencia, desencadenada por la fuga masiva de reclusos liderada por pandilleros fuertemente armados, quienes también exigen la renuncia del primer ministro, Ariel Henry. El gobierno declaró que dos prisiones fueron tomadas en Puerto Príncipe y en Croix des Bouquets durante el fin de semana, lo que llevó a la imposición de un toque de queda nocturno.
Serge Dalexis del Comité Internacional de Rescate señaló que desde el viernes, diversas comisarías policiales han caído bajo el control de las pandillas, resultando en la pérdida de vidas policiales durante el fin de semana. Este caos ha distraído a las autoridades y facilitado los ataques coordinados a las prisiones.
Diego Da Rin, experto en Haití del International Crisis Group, explicó que la actual crisis se intensificó debido a la alianza entre pandillas que antes eran rivales. La ciudadanía se encuentra aterrorizada, a pesar de las palabras del líder pandillero Jimmy Chérizier, quien aseguró que solo buscan derrocar al gobierno, no causar daño a la población.
Las escuelas y negocios permanecen cerrados en la capital, con informes de saqueos en algunos barrios. El Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture fue blanco de un intento de toma por parte de pandilleros, resultando en la cancelación de todos los vuelos nacionales e internacionales.
- Vacío de poder: Haití, el país más empobrecido de las Américas, sufre crisis políticas, económicas, de salud y seguridad. Tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, las pandillas han ganado territorio, aprovechando la falta de elecciones y la impopularidad del actual primer ministro, Ariel Henry.
- El viaje internacional del primer ministro: La actual escalada de violencia busca derrocar a Henry y coincidió con su viaje a Nairobi para firmar un acuerdo sobre una fuerza policial multinacional. Las reacciones en Haití ante esta intervención externa son mixtas.
- La inferioridad de las fuerzas de seguridad: El asalto a prisiones liberó a miles de reclusos, incluyendo sospechosos del asesinato de Moïse. La incapacidad de las fuerzas estatales para enfrentar a las pandillas evidencia la falta de recursos y personal en la policía nacional.
Haití se encuentra en una situación crítica, con las pandillas desafiando la autoridad del gobierno y la población enfrentando una realidad desoladora. La complejidad de esta crisis va más allá de la violencia de las bandas, revelando profundas carencias institucionales y una población que sufre las consecuencias de un liderazgo fragmentado.